Zara alegría de los amantes del teatro, las estrellas se alinearon en el VIII Festival de Ópera de Ibiza que tuvo lugar el 8, 10, 12 y 14 de septiembre en el nuevo Centro Cultural y Social que acaba de abrir sus puertas en Jesús. El edificio cuenta con un moderno diseño e incluye un salón de exposiciones, una sala de conciertos, una biblioteca multimedia y varias salas polivalentes. Su sala de conciertos es bastante más pequeña que la del Palacio de Congresos en Santa Eulalia y tiene una capacidad para unos 300 invitados, pero definitivamente tiene un ambiente único y se adapta perfectamente a las actuaciones clásicas y de vanguardia.

La primera obra en pisar el escenario del Centro fue “Carmen”, probablemente la ópera más española de todos los tiempos, aunque su autor, Georges Bizet, que nunca dejó su París natal, compuso su obra maestra confiando únicamente en su inspiración y sus experiencias culturales. “Carmen”, que se estrenó en la capital francesa en 1875, sigue siendo a día de hoy una pieza de arte muy moderna que aborda el tema de la autorrealización femenina frente a la intención del hombre de tratar a la mujer de la que se enamora como si fuera de su propiedad.

El productor Armin Heinemann hizo un trabajo excelente en la sala en relación a los acústicos, aunque no fuera el sitio perfecto para una ópera: el enfoque creativo a la producción y el increíble reparto facilitó la tarea en la que la noche pasó a ser una ocasión excepcional. No sólo Carol García (Carmen), Carlos Silva (Don José), Irantzu Bartolome (Micaela), Carlos Daza (Escamillo), Marc Pujol (Zúñiga), Elisa Vélez (Frasquilla) and Isabel Albaladejo (Mercedes) dejaron al público maravillado con su increíble voz, sino que el compacto tamaño de la sala permitió a los actores mantener el contacto visual con el público durante toda la obra. La química del escenario electrificaba cada centímetro de la sala, que además estaba tan llena que tuvieron que traer sillas de más. El director Daniel Gil de Tejada dirigió estupendamente la orquesta, que contaba con un amplio número de músicos locales.

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La principal pieza de decoración era una caja movible que se transformaba en una habitación, o en la fachada de una casa, o en el lugar de una escena de un simbólico asesinato. La advertencia del “Amor mata” era un sutil juego de palabras, ya que la historia comienza en una fábrica de tabaco con mujeres trabajando. Para crear una conexión más íntima con el público, se produjo una ligera improvisación en el argumento: se dice que Don José nació en Ibiza, y se proyectaron imágenes antiguas en blanco y negro en las pantallas, donde se veían toreros, payesas y escenas folclóricas cotidianas.

Estas piezas de música de una de las óperas más famosas seguirán resonando durante mucho tiempo en la mente de los visitantes de aquella estupenda noche (la famosa “Habanera” y el “Toreador”, entre ellas). ¡Que todos los próximos eventos en el nuevo centro cultural estén tan bien realizados, sean tan fascinantes y espectaculares como “Carmen”!