Cuando una conoce a Paz de la Huerta, no puede evitar sentirse fascinada por el cúmulo de contradicciones que muestra: muy segura de sí misma pero con un fuerte aire de vulnerabilidad, reservada pero decidida, incluso algo ingenua.

La vida de Paz, con su turbulenta historia familiar bien documentada, ha sido un viaje transformador que la ha llevado a un nuevo destino, la serena isla de Ibiza, donde encuentra consuelo e inspiración.

Conocida por sus sugerentes performances y proyectos artísticos, Paz está tejiendo ahora una nueva narrativa que combina la tranquila belleza de Ibiza, su floreciente carrera artística y su profunda conexión con la medicina vegetal.

El vínculo de Paz de la Huerta con Ibiza es un testimonio del mágico encanto de la isla. «Estoy deseando tener una casa aquí algún día», confiesa, cautivada por el ambiente tranquilo y el esplendor natural de Ibiza.

La mezcla única de glamour y vida playera de la isla le resuena profundamente a Paz, ya que le ofrece un santuario donde puede conectar con la naturaleza y alimentar su creatividad. Explica que encuentra consuelo en entornos tranquilos y rurales que le permiten recargar las pilas y encontrar la inspiración lejos del ajetreo de las grandes ciudades.

Cuanto más tiempo pasa en Ibiza, más imagina Paz un futuro donde la isla se convierta en su base permanente, proporcionando el telón de fondo perfecto para sus actividades artísticas y su crecimiento personal.

La trayectoria artística de Paz es tan apasionante como su carrera como actriz. Recientemente ha expuesto su obra en una exposición colectiva en la galería Ruttkowski 68 de París y se prepara para una exposición individual el 29 de junio en la misma galería en Le Marais, París.

«Llevo pintando desde pequeña», revela, y su pasión por el arte es una constante en su vida. Sus cuadros, impregnados de espiritualidad, han cosechado importantes elogios, reflejo de su resiliencia y profundidad como artista.

Cada obra cuenta una historia, ofrece una mirada a su alma y a su viaje de autodescubrimiento. Su próxima exposición individual promete ser una muestra profundamente personal y evocadora de su talento, en la que los visitantes podrán ser testigos de la evolución de su arte y de los profundos mensajes que esconde su obra.

Además de su arte visual, Paz se dedica a su proyecto cinematográfico a largo plazo, «El Valle de Lágrimas». Esta película, que lleva más de 13 años gestándose, es una conmovedora exploración del final del sufrimiento, inspirada en una oración de la Biblia. Paz está centrada en recaudar fondos para completar la escena final en Sintra, Portugal, con el objetivo de compartir su historia.

«De 13 años, sólo he utilizado tres minutos», explica, poniendo de relieve el meticuloso cuidado y la pasión que vierte en su trabajo. La película no es sólo un esfuerzo cinematográfico; es un trabajo de amor que resume sus experiencias vitales, sus luchas y sus triunfos. Al proyectar la película en las paredes de la galería, fusiona los mundos del cine y el arte, ofreciendo una experiencia inmersiva que introduce al público en su relato.

Un aspecto fundamental del viaje transformador de Paz es su relación con las plantas medicinales. Habla con pasión de los beneficios de la iboga y la ayahuasca, plantas medicinales ancestrales que han desempeñado un papel crucial en su proceso de curación.

«La iboga te recalibra el cerebro», señala, subrayando su profundo impacto en su vida. Paz planea visitar Costa Rica para continuar su viaje por las plantas medicinales, preparando su cuerpo para la futura maternidad y para la creación artística.

Cree firmemente en el poder curativo de estas plantas y defiende su capacidad para desvelar verdades profundas y fomentar el crecimiento espiritual. A través de la medicina vegetal, Paz ha encontrado claridad y fuerza, lo que le ha permitido superar traumas pasados y vislumbrar un futuro cargado de creatividad y sentido.

Paz compagina sus actividades artísticas con su amor por la moda, donde sigue siendo una figura destacada, con proyectos como desfilar en la Semana de la Moda de París o colaborar con grandes diseñadores como Zac Posen y Vivienne Westwood.

«Empecé a trabajar de modelo muy joven en Nueva York», recuerda, reflexionando sobre sus primeros días en la industria.

A pesar de su glamour, Paz encuentra la paz en la sencillez de su vida en la granja, donde rescata animales y disfruta de la naturaleza. Esta dualidad le permite experimentar lo mejor de ambos mundos: el glamour y la sencillez. En la granja lleva un estilo de vida más arraigado y natural, lejos de las presiones de la vida urbana. Este equilibrio no sólo nutre su bienestar, sino que también alimenta su creatividad, permitiéndole abordar su arte y el modelaje con renovado vigor.

La historia de Paz de la Huerta es un hermoso testimonio del poder curativo de la naturaleza, el arte y el autodescubrimiento. A medida que avanza en su próximo capítulo, su viaje inspira a otros a encontrar sus propios caminos hacia la paz y la creatividad. No me cabe duda de que Paz conseguirá todo lo que se proponga.

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