Pocos productos reflejan mejor el alma de Ibiza que las hierbas ibicencas. Y pocas son tan famosas en la isla y en todo el mundo como las originales, las de Familia Marí Mayans, con esa icónica y reconocible botella en forma de payesa. Bartolomé y Carlos están al frente de la exitosa empresa que su tatarabuelo Juan Marí Mayans, al contrario de lo que pudiera pensarse, no creó originalmente en Ibiza, sino en Formentera. “La primera destilería se ubicó en Es Caló (Formentera) en un edificio que aún perdura y que recibe el nombre de S’Almabí, donde fue ubicado el primer alambique.” 

A mediados del siglo XIX, Formentera tenía solo unos 1.000 habitantes, pero hubo una repoblación con emigrantes de Ibiza, la mayor parte de la zona de Sant Josep, como los padres de Juan Marí Mayans. El inquieto Juan compaginaba la pesca, la agricultura, la ganadería y el comercio, pero, como nos explican sus sucesores, “su curiosidad y afán de innovación le llevó a buscar un espacio para dedicarse a lo que realmente le entusiasmaba, convirtiendo así su pasión en algo más que una afición”. 

Juan Marí Mayans elaboraba en su casa remedios medicinales para la gente de Formentera, pero, además, tenía un marcado espíritu emprendedor y, con su pequeño llaüt (embarcación típica de pesca), viajaba a Barcelona para traer a la isla objetos y utensilios como latas de conserva, agujas, hilo de coser… “En uno de estos viajes, en torno a 1860, entró a trabajar en una famosa destilería de la época, para conocer los secretos de los alambiques y profundizó en los entresijos de la fabricación de las bebidas espirituosas”, nos cuentan los Marí Mayans. “Allí desarrolló una auténtica vocación fabricando bebidas y licores y, de esta forma, a finales del siglo XIX, nació en Formentera la primera industria de bebidas espirituosas de Baleares”. 

El primer producto que comercializó fue la Frígola, un destilado de tomillo, con maceración de naranja, marca registrada por esta familia hace ya, más de 120 años. Las hierbas ibicencas que hoy conocemos se crearon mucho después, y se llamaban simplemente “hierbas”, pues antiguamente cada familia hacía las suyas. El apellido “ibicencas” llegó con el turismo, la exportación y la IGP (Indicación Geográfica Protegida).

La receta original se hacía con plantas de las fincas colindantes a la destilería. Con los años y tras diversas pruebas, se fue mejorando la receta y el proceso de elaboración, aunque, tal como puntualizan Bartolomé y Carlos Marí Mayans: “En esencia, los procesos actuales son idénticos a los de la época. Nosotros siempre destilamos, maceramos e infusionamos todas las plantas por separado en nuestra fábrica.” Y añaden: “Desde la recolección, en Ibiza y en Formentera, a la selección de cada planta, pasando por la deshidratación, higiene y corte, así como el pelado de todos los frutos y aromáticas que componen la receta, todo se realiza a mano. La destilación la realizamos en alambique de cobre a fuego lento. Lo único que ha cambiado es que el calor ahora es con quemadores a gas y antes era fuego directo con leña y carbón. Obviamente, ha mejorado todo lo que conlleva una homogenización del licor, con mejores técnicas de control de calidad, el refiltrado, etc.”

First distillery in Formentera (founded in 1880)
Carlos and Bartolomé Marí Mayans (Factory Today)

Otro cambio importante respecto a la receta original es que se ha rebajado el grado alcohólico y el azúcar: “No hay que olvidar que nacieron como un remedio digestivo y medicinal.” También hubo experimentos que no fructificaron, como incluir albaricoques o espinacas en la receta.

Las famosas hierbas ibicencas, que cada vez más mixólogos usan como ingrediente de coctelería, suponen alrededor del 75-80% de su volumen de negocio, pero Familia Marí Mayans, también comercializa la Frígola, primer licor de la marca, que recomiendan tomar sin más acompañamiento que un vaso de hielo o en vaso de chupito muy frío; el Palo, un aperitivo tradicional a base de plantas leñosas que, según nos indican, es perfecto con unas gotitas de limón y un poco de agua carbonatada o soda; o la gama de ginebras IBZ Gin, con tres variedades: IBZ Premium Gin, mediterránea-gastronómica, IBZ 48 Premium Dry Gin, con una de las mayores graduaciones alcohólicas de España, e IBZ Pink Strawberry, de color rosa y con matices de fresas. Todas ellas destacan por su excelente equilibrio y por un sabor refrescante para conseguir el gintonic perfecto para cada ocasión. Además, siempre están creando novedades que ofrecer al mercado, como el tequila TeqMex® (marca Reg.) que acaban de presentar. 

Cuando aumentó la demanda, el turismo y la mejora de comunicaciones hicieron subir las exportaciones, la empresa se trasladó a Ibiza, donde, a principios de los 80, vivieron uno de los momentos más duros en la historia del negocio: un gran incendio en el que, entre otras muchas cosas, se perdió gran cantidad de frígola que les obligó a limitar drásticamente la producción. Recientemente, también han vivido momentos complicados, como durante la pandemia, con la escasez de materias primas y la descontrolada subida de precios en los suministros consecuencia de la guerra en Ucrania.

Sin embargo, siguen amando este trabajo: “La mayor recompensa es ver a nuestros clientes satisfechos, la incansable búsqueda de mejorar y sumar más países cada año”. Actualmente tienen una presencia importante en lugares como Alemania, Suiza, Italia, Bélgica, Holanda, Reino Unido, Sudáfrica, Dubái o Japón. Sin embargo, Marí Mayans sigue siendo una empresa 100% familiar: “Hemos recibido numerosas ofertas de compra, tanto de particulares como de grandes grupos; alguna de ellas “irrechazables”, pero nos gusta lo que hacemos y no queremos que se desarraigue de ninguna forma nuestra marca, nuestro licor, nuestro apellido, con Ibiza y Formentera.”

¿Las razones de su gran éxito? “El secreto no es más que intentar buscar la mayor calidad posible”.