No ha estudiado Bellas Artes, ni había dibujado nunca. Michel Vecchi se dedicaba a gestionar los hoteles de su familia en los Alpes italianos, pero era también un gran aventurero que recorrió el mundo con su mujer y una mochila, conviviendo con el pueblo Dogón en Mali, atravesando el océano en barco, o visitando lugares tan exóticos como Samoa o Nueva Guinea. Tantas experiencias sin duda le abrieron los ojos a todo tipo de influencias culturales. Y como les ha pasado a tantos otros, Ibiza fue la llave que desató una notable sensibilidad artística que, con un padre y dos tíos arquitectos y un abuelo pintor e inventor, sin duda corría por sus venas.
Cuando tuvo su primer hijo, cedió sus negocios a su hermano, y su mujer y él decidieron venir a la isla a pasar un par de meses. La experiencia en las montañas de Sant Miquel les enamoró y ya con su segundo hijo buscaron otra casa para renovar, un precioso lugar cerca de Es Broll, donde todavía tienen su base, aunque reparten su tiempo con su vida en Italia y otros viajes. “Vinimos en 2012 para 4 meses y aún estamos aquí…y todavía seguimos arreglando la casa”. Con su radical cambio de vida, de hotelero en Montblanc a realizar un curso de permacultura y trabajar su huerto en Ibiza, Michel pasaba largo tiempo en contacto con la naturaleza…y de pronto comenzó a realizar esculturas de madera, primero caras o máscaras, más tarde sus característicos cactus y hongos, con los que quería decorar su propio jardín: “Quería hacerme un mundo fantástico…y al final este mundo fantástico le gusta mucho a la gente”.
Siguiendo los principios de la sostenibilidad, Michel recicla las maderas con las que trabaja, usa árboles caídos por el viento, o elige troncos en puntos de venta de leña, árboles sin bichos u hongos, que estén secos, pero no demasiado…y en las formas que presentan empieza a vislumbrar ya la pieza que quiere crear, trabajando en su jardín con la motosierra. A veces trabaja troncos de hasta 600 kg. En ocasiones trabaja también árboles muertos, esculpiéndolos sin retirarlos de la tierra donde se asientan, respetando sus raíces, como en Can Tomás o Tierra Iris; en Italia ha hecho algunos incluso de hasta 4 metros. “Para mí cada árbol tiene un poder. Cuando estoy trabajando la madera me llega un mensaje o poder y lo escribo en cada seta, además en la base de cada figura, coloco una espiral de cobre y aluminio, como una nueva raíz”. El impresionante entorno natural donde reside es su principal fuente de inspiración. “Vivimos en el verdadero norte de Ibiza, aquí los vecinos todavía cultivan la tierra. Para mí este entorno maravilloso fue mi gran inspiración”.
Todo adquirió una dimensión adicional cuando en su hogar en las montañas italianas, un día vio que unos hongos habían crecido sobre sus esculturas de setas y se le ocurrió, escuchar y grabar la música que producían usando Plant Choir, un dispositivo (hay otros muchos) con dos electrodos que se aplican a cualquier planta viva, reconociendo sus señales eléctricas y transformándolas en música. “Puedes elegir 40 instrumentos diferentes con este modelo, incluso conectarlo a un sintetizador…pero yo no soy músico, hice algo muy simple”. En el marco del TEDx en Ibiza el pasado marzo creó por un pequeño jardín con sus esculturas, cada una con su mensaje, por el que se podía pasear con unos auriculares escuchando la música de las plantas. Una experiencia hermosa y muy reveladora. “Fue la primera vez que puse a la gente a escuchar esta música y la reacción fue impresionante: dos señoras se pusieron a llorar, otra bailaba, otros estaban felices…”. Y añade: “Me gusta la idea de pasearte en un bosque de setas viendo todos los mensajes, sintiendo la energía que se crea, escuchando esta música…Es como un viaje dentro de ti mismo”.
Michel hizo dos exposiciones en Italia y vendió en seguida todas las piezas. Sus amigos y conocidos empezaron a pedirle sus esculturas y a través del boca a boca e Instagram ha empezado a hacerse cada vez más conocido y recibir más y más encargos. “Cuando tengo muchas piezas juntas se crea una especie de energía compartida y poco después se van todas y tengo que volver a empezar, son algo así como pequeñas tribus de setas.” Obviamente, todas sus piezas son únicas, siempre acompañadas de su mensaje y la espiral que las conecta a la tierra.
En Flashback Habitat, centro de arte contemporáneo de 10.000 m2 en Turín, tienen un bosque con sus setas. “Para el Art Week de Torino en noviembre quiero poner la música, voy a grabar la música allí porque han crecido hongos encima de mis hongos…O sino grabaré la música de las hayas de que están hechas las setas.” También hay un hotel que quiere poner sus esculturas en el jardín, acompañadas de la música de las plantas: “Para que los clientes puedan entrar en el jardín de verdad”. Puede que hayas visto también sus setas en la fiesta Trip, en Club Chinois, donde están desde el verano pasado, o en el Fantasía Ibiza Festival celebrado en mayo. En julio hará también una exposición en las montañas de Italia, a 1.600 metros y al aire libre, donde se encuentra la famosa instalación natural “Il terzo Paradiso”, del pintor y escultor italiano Michelangelo Pistoletto. “También tengo intención de hablar con algún Dj aquí en Ibiza para ver qué podemos hacer…”
Tremendamente inquieto, su cabeza siempre está dando vueltas a nuevos proyectos. “He comprado un medidor de campo electromagnético, hice una seta con unos determinados materiales que eliminan los campos magnéticos. He hecho ya pruebas y funciona, tengo que estudiarlo más, pero hay muchos estudios sobre los nodos de Hartmann que dicen que, en todo el mundo, donde se cruzan los paralelos y meridianos, la electricidad ahí se quintuplica, son peligrosos. Es interesante porque si uno tiene uno de estos nodos de Hartmann en su casa puede estar muy sobrecargado de electricidad. Voy a perfeccionar un hongo así para ponerlo, por ejemplo, junto a la cama”.
Su objetivo es hacernos reflexionar sobre la importancia de mantenernos en contacto con la naturaleza: “Lo que pretendo transmitir es que en la naturaleza lo tenemos todo y que solo hay que aprender y estudiar de ella, nos tenemos que parar a escucharla, la naturaleza también somos nosotros, es entrar en resonancia con nosotros mismos.” Un verdadero artista de la tierra cuyo objetivo es crear pequeños retazos de belleza: “Me gusta traer un poco de magia al mundo”.