Mientras en la isla proliferan bulliciosos beach clubs de blancas camas balinesas, Cala Escondida apuesta por un retorno a la belleza más pura y sencilla, a la esencia de la Ibiza más auténtica. En este encantador chiringuito ubicado en Es Racó d’en Xic, una de las calitas de Cala Comte, la banda sonora la forman las conversaciones y risas entremezcladas con el murmullo de las olas del mar. A veces algunos clientes improvisan algo de música en directo al atardecer, el momento más animado del local.
El techo está cubierto de placas solares y su apuesta es una cocina sencilla, sabrosa, saludable y asequible, con platos como ensaladas, tajine, cous cous, hummus o wraps. En breve también empezarán a servir helados italianos artesanos.
En este quiosko rústico de diseño acogedor, equilibrado y sostenible que se encuentra suspendido sobre las rocas a pie de mar es un verdadero placer dejar pasar las horas disfrutando la increíble belleza de sus vistas y degustando un zumo natural o combinados como mojitos, capiroskas o margaritas. La estrella en cualquier caso es el cóctel Cala Escondida, un original margarita de maracuyá.
El local abre desde las 10 hasta la medianoche. “Por la noche es genial, cada día tenemos la puesta de sol y después damos cenas y bebidas, es muy romántico”, nos cuenta Tess Harmsen, la propietaria. “No tenemos wifi, ni internet, ni música, ni aceptamos tarjetas de crédito. Ahora sólo miro el móvil dos veces al día, por la mañana y por la noche. Soy muy feliz. Soy más libre”. Un lugar lleno de encanto donde olvidarse del tiempo y reencontrarse con otra Ibiza tranquila y hermosa…sin más aditivos.