Imposible definir a Mitch Wilson de forma rápida. Peluquero, sí. Propietario de un club, sí. Empresario, sí. Pero al pedirle que se describa a sí mismo, responde: “Solo soy un oportunista”.

Le entrevistamos en el balcón de su piso en Playa d’en Bossa a principios de temporada, aunque no es mi primer encuentro con Mitch. Ambos venimos de la misma pequeña ciudad inglesa en Midlands, Wolverhampton, donde él dirigía un emblemático club al que yo solía ir de adolescente. Era todo un pionero en la ciudad y a su club venía gente de todas partes. Tenía antorchas en el exterior y bailarines drag en los baños unisex, eso a principios de los 90, mucho antes de que fuera algo habitual. Al parecer, en esa época ganó más premios que cualquier otro club. Pero éste no fue su único éxito, ni siquiera es el comienzo de la historia.

“En el colegio perdía el tiempo, así que acabé en la escuela de peluquería, donde me pasé dos años aprendiendo. Y un día todo cambió. Estaba de fiesta con mis amigos en un local llamado The Rum Runner en Birmingham, uno de los clubs de moda entonces y que había inaugurado un amigo mío. Llegó un grupo llamado Duran Duran que acababa de encontrar guitarrista y formaron la banda allí, en ese momento. Me pidieron que les cortara el pelo porque no tenían dinero, así que los cinco vinieron a nuestro local, que se llamaba Wilson, Wilson and Wilson Handmade Hair Cutting, e hicimos los cinco cortes de pelo para Girls on Film. Estuve con ellos unos tres años, me llamaban y me decían: “vente a EEUU. Mi hermana se casó con uno de ellos, ¡y ahora tienen cuatro hijos!” Su fascinante vida le llevó a otro encuentro famoso.

Describe con todo lujo de detalles el que parece ser uno de sus recuerdos más preciados. “Un domingo lluvioso recibí una llamada de John Taylor (Duran Duran)”. Le preguntó a Mitch si había oído hablar de una banda llamada Queen. “Obviamente sí, y entonces me pidieron que arreglara el pelo al baterista Roger (May). Así que esa noche fui a su hotel en Birmingham. Tenían toda la planta superior del hotel. Freddie estaba allí, me preguntó por su pelo, ¡y le corté un poco! ¡Era un tipo encantador!” Luego la banda le dio a Mitch 50 entradas con acceso a todas las zonas para el concierto de esa noche, y después le pidieron que les recomendara un local para salir de fiesta. “Los llevé a un club llamado Liberty´s, al que solía ir. Cuando llegamos, el encargado le dijo a Freddie que se fuera a casa a cambiarse de ropa ¡porque llevaba vaqueros! ¿Te lo puedes creer? Así que Freddie me dijo `entra en ese club, saca a todas las mujeres y haremos una fiesta´. ¡Y así lo hicimos!”.

Mitch pasó a ser propietario de varios locales nocturnos en la zona de Wolverhampton, incluyendo Canal Club en 1996, que describe como un fenómeno. Poco después se mudó a Ibiza y montó una empresa de alquileres vacacionales: ApartmentsinIbiza.com. ¿Y qué hace a la isla tan especial?, pregunto. “Es el mejor lugar del mundo, ¿no? Voy a Bali, Tulum, Mykonos… pero éste es el mejor”.

Thank you, Carlie Carpenter (@mothercrlic), for being the craziest hair dresser of all time. Dress by Respect The Effect (@respectheffect)

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