Un chiringuito con estatus de culto

A principios de este año, cuando Jonathan Thorogood entró en el spa del Gran Hotel, aún no podía intuir que su vida cambiaría por completo. Allí se encontró por casualidad con un conocido al que se le acababa de frustrar un trato con una persona interesada en la compra de un restaurante junto a la playa. Cuando Jonathan preguntó de qué local se trataba, el conocido respondió: «El Chiringuito de Es Cavallet». Y Jonathan, que siempre había abrigado el sueño de tener un local junto a la playa, respondió espontáneamente: «Vaya, eso me interesa». Llamó a su mujer Olivia y se limitó a preguntarle qué restaurante de playa le gustaría poseer si tuviera libertad para elegir cualquiera. Ella contestó sin dudar: «El Chiringuito… ¿Por qué lo preguntas?». «Ya te lo explico cuando llegue a casa», respondió él. A partir de ahí todo marchó sobre ruedas.

Se llevaron a cabo las pertinentes negociaciones de compra, y solo cinco semanas después ya estaban firmados los contratos. Se renovó el local con mucho tacto, ya que el matrimonio consideraba que aquel chiringuito, ya con 30 años a sus espaldas, tenía prácticamente estatus de patrimonio de la humanidad y no debía perder su integridad. Se buscó y se contrató personal, entre ellos el nuevo chef de cocina Martin Ponzo, que aprendió el oficio con Paul Bocuse y cuyo último trabajo fue al frente de la cocina del Arts Hotel de Barcelona. Él se encargó de motivar y adiestrar en un tiempo récord a su nuevo equipo de cocina para que se adaptara a su estilo. Y este estilo no es sino el de la cocina mediterránea con influencias de España, Italia y Francia, como bien reza el titular de la carta. Se reelaboró la carta, se modernizó, se concentró y se adaptó a los deseos de los clientes. Las personas que visitan la playa suelen desear una comida poco complicada y ligera, como procede en verano.

Así, hay muchos platos de pescado, además de numerosas variaciones de ensalada y carpaccio de ternera de Wagyu. A nuestro paladar resultó especialmente apetitosa una ensalada mixta con confitura de bacalao sobre un carpaccio de patatas ibicencas y acompañada de una salsa de limón, miel y romero. También nos llamó la atención en sentido positivo el hecho de que el pan se sirve recién hecho en el horno de la casa. También es excelente el rape asado sobre verduras a la plancha con una reducción de soja. En El Chiringuito tampoco se debe perder la oportunidad de probar los Fish & Chips (naturalmente, a base de patatas ibicencas tan caseras como la salsa de remolacha que se sirve como guarnición), especialmente populares entre los clientes infantiles. Aquí la cocina demuestra que a partir de un plato de comida rápida inglesa con una fama horrenda se puede preparar algo delicioso digno de gourmets. En el local se utilizan productos frescos de primera calidad, muchos de ellos procedentes de cultivos biológicos. «El mejor cocinero solo puede ser tan bueno como el material que utiliza», afirma Jonathan. También se ha reelaborado un clásico de El Chiringuito, el arroz con bogavante, y son muchos los que afirman que aún está más delicioso que antes. En general, el nuevo estilo está encontrando una aceptación excepcional entre los clientes. Al contrario de muchos otros restaurantes que se han visto sacudidos por la crisis, El Chiringuito no puede quejarse de falta de clientes. Ha evolucionado hasta convertirse en un punto caliente de interés apto tanto para las familias como para los más cosmopolitas, donde Sienna Miller, J.P. Gaultier, los gemelos D2squared Dan y Dean o Patsy Kensit, la ex de Liam Gallagher, se sienten igual de bien que el resto de los clientes, o incluso recientes estrellas del fútbol holandés como Ronald de Boer o Philippe Cocu disfrutan sin llamar la atención.

Hay otro holandés que, sin embargo, es bastante más llamativo. Va de mesa en mesa ataviado con un largo mandil blanco de goma y un cubo, botellas y especias todo ello atado a una correa. Robbert, más conocido como «Don Ostra». Ofrece ostras frescas que abre a la vista de los clientes en la cantidad que se desee y las condimenta al gusto. Debo reconocer que rara vez he tenido oportunidad de probar en Ibiza unas ostras tan carnosas y sabrosas como estas, que llegan a diario provenientes de la septentrional Bretaña.

La carta de vinos es tan cosmopolita como los propios clientes. Se pueden encontrar desde ejemplares sencillos hasta vinos selectos de numerosas regiones españolas, así como muestras de otros orígenes, como Argentina, Nueva Zelanda, Austria, Alemania, Italia y diversas regiones de Francia.

Además, si así se desea, también se sirven comidas y bebidas en la playa o bien en el lounge que hay en la parte trasera, con vistas al mar. En él se puede encontrar un bar con batidos variados y –algo que muchos aún desconocen– también se sirve un delicioso desayuno a partir de las 10 de la mañana. La oferta va desde el müsli casero hasta bacon con huevos, pasando por yogur natural y una gran selección de frutas.

Aquí también suelen celebrarse eventos, como hace poco la presentación del libro «Outstanding 100 Ibiza» o la fiesta playera del selecto club londinense Boujis, en el que también suelen disfrutar de las fiestas los príncipes William y Harry. En El Chiringuito también se celebran banquetes nupciales, ya que el local puede procurar la autorización oficial necesaria para organizar dichas ceremonias en la playa.

En resumen, podemos certificar que la metamorfosis que ha vivido este establecimiento playero se ha culminado con pleno éxito. O, como se suele decir popularmente: «A rey muerto, rey puesto». Sin duda, hay que adjudicar buena parte del mérito al entusiasmo de la joven y simpática pareja de propietarios, Jonathan y Olivia. No obstante, ellos muestran constantemente su agradecimiento al gran equipo que tienen detrás, ya que nada funcionaría sin él. Si se pasan ustedes próximamente por El Chiringuito recibirán sin duda como calurosa bienvenida la agradable sonrisa de la simpática y políglota «señorita de recepción» Anna van der Laan.