Patrick y Pashat, dos franceses impregnados del espíritu liberal y el cosmopolitismo de Eivissa, abrieron en 1995, en plena calle de la Virgen, un local pequeño y singular, muy especial, Sa Majesté, donde el concepto «amor sin límites» alcanza su máxima expresión. No se trata de una tienda normal y corriente, sino de un establecimiento especializado en cultura fetichista. Ropa, accesorios, ornamentos, juguetes y toda clase de objetos destinados al placer sexual tienen cabida dentro de los muros de este negocio de provocativo escaparate y sugerente interior. «Nuestras propuestas son elegantes, nada vulgares. El sexo penetra antes por el cerebro, y más aún en el caso de las mujeres», explica ella. «Puede existir relación carnal sin amor, naturalmente, algo mecánico. Aquí no criticamos a nadie ni pretendemos ejercer una función moralista. Damos alternativas a la rutina burguesa y, asimismo, lo hacemos a un precio asequible para todos los bolsillos, de cinco euros en adelante. No hace falta ser millonario para disfrutar de estas cosas tan prácticas y satisfactorias», señala la vendedora.

Sa Majesté se ha convertido en uno de los comercios más atractivos de la ciudad vieja. Sus dueños garantizan discreción y privacidad, así que los clientes acceden a las dos salas con absoluta confianza, sin temor a llevarse desagradables sorpresas. Incluso disponen de un relaciones públicas «secreto», Carlos Martorell, quien ya les ha traído algunos famosos. «El sexo se manifiesta entre personas adultas, libres de ataduras, siempre debe haber consentimiento y respeto mutuo. Resulta fundamental la complicidad de la pareja», sostiene él mientras muestra al periodista la amplia gama de artículos de las atiborradas estanterías. «Tenemos un poco de todo para lograr el placer más intenso», afirma el hombre.

En efecto, Sa Majesté desborda imaginación. Patrick y Pashat han diseñado la lencería (del tipo ‘pin up’ y ‘cancán’ de comienzos de siglo XX), la bisutería y algunos artilugios de sadomasoquismo (collares y fustas). Como novedad, este verano se presenta el uniforme de policía femenino, que se suma a las camisetas clásicas, los cinturones, las máscaras, las pelucas, los látigos y las esposas. En cuanto a los penes, grandes estrellas del repertorio, han sido fabricados con diversos materiales, algunos muy curiosos. Por ejemplo, una verga de cristal de roca brasileña, que cuesta 500 euros. Parece una pieza de coleccionista. El cuero, de tacto cálido, ejerce un indudable papel protagonista. También se despachan aceites y cosmética erótica. «En cuestión sexual se utilizan los cinco sentidos, sin excepciones», subraya la verdadera musa de este atrevido espacio de mil fantasías que fomenta la estimulación anal, vaginal y del resto de zonas erógenas del cuerpo. De pies a cabeza.

La pareja se ha consagrado al «arte de la seducción sofisticada» y las múltiples facetas del placer, tanto físico como psíquico. Ambos escriben canciones de índole fetichista, pero dotándolas de un toque original de ‘glamour’ y delicadeza. «Nos gustaría grabar pronto nuestro primer álbum», dicen al unísono. Debido a las reducidas dimensiones, el área todavía no alberga exposiciones de fotografía, otra de las pasiones confesables de la creativa Pashat: «Quizás algún día las exhibiremos al público, ahora hay que esperar». Tiempo al tiempo, les sobran ganas.

El apartado gay llama enseguida la atención de los visitantes. No podía ser de otra manera al referirnos a una tienda de las profundidades del puerto de Eivissa, situada en las inmediaciones del barrio de sa Penya, territorio de ambiente homosexual y libidinosos pensamientos, de uno y otro signo. «Trabajamos con varias de las firmas más prestigiosas de Europa. Durante los meses de invierno, cuando cerramos puertas, nos lanzamos a recorrer capitales europeas (París, Amsterdam y Berlín) en busca de ideas y opciones innovadoras, divertidas y de calidad». Para seducir y amar, todo vale, siempre que se encienda la llama del deseo.