Aunque parezca increíble, todavía puedes vivir en la isla experiencias que perduran de aquella Ibiza mítica de principios del siglo pasado. Pilotando el barco que nos lleva hasta el final de Botafoch, Aniano Costa Mariné rezuma felicidad: trabajar contemplando cada día esas maravillosas vistas de Dalt Vila es, como nos señala, un auténtico privilegio. Parece mentira que estas cuidadas barquitas de madera que nos llevan a Talamanca tengan más de 40 años, pero en esta empresa familiar que ha pasado de padres a hijos todo se hace con inmenso cuidado y cariño, y se emplean a fondo en el mantenimiento de sus embarcaciones. “Si lo cuidas, tienes barco para toda la vida”.

El abuelo de Aniano, emprendedor y hombre de mar que transportaba la piedra de marés con la que se construyeron las casas del puerto de Ibiza, montó la empresa en 1932, para llevar a las familias de Ibiza a pasar el día a la playa. Era un tiempo sin turismo, y entonces Figueretas quedaba muy lejos de la ciudad. De aquella época datan también las primeras excursiones a Espalmador con paella incluida que continúan ofreciendo hoy día. “Mi abuelo tuvo 7 hijos. Los 6 varones, Vicente, Pepe, Benjamín, Juanito, Daniel y mi padre, Arcadio, se dedicaban a las barcas”.

Aniano empezó con 15 años para ayudar a su padre, que había sufrido un cáncer. “En verano estaba con los barcos y en invierno viajaba y estudiaba idiomas”. Poco a poco, el trabajo y el trato con la gente le fueron enganchando, y ahora “es muy raro que esté en tierra, casi siempre estoy dentro de un barco”. La saga parece tener el futuro asegurado, ya que el hijo de Aniano, aunque ahora trabaja en la Península, tiene también los títulos que un día le permitirán dedicarse al negocio de la familia.

El ferry de Talamanca realiza un recorrido circular constante durante todo el día por el puerto de Ibiza, desde los muelles frente a La Marina, hasta el final de Botafoch, pasando por la estación marítima y Marina Ibiza. Un servicio eficaz y extremadamente puntual que por un coste mínimo te traslada desde el centro a Talamanca cada 15 minutos disfrutando las vistas más increíbles y un trato inmejorable. Aniano se lamenta de que “estamos perdiendo un poco nuestra identidad”. Subiéndote a una de sus cuatro golondrinas podrás experimentar un paseo con todo el sabor de la Ibiza de antaño..