Tras su apertura en 2011 en el centro de la isla, este restaurante con estilo ya va por su cuarta temporada y de camino a convertirse en un firme favorito entre residentes y turistas por igual. El restaurante se enorgullece de su menú sin florituras, que cumple exactamente con lo que ofrece: una deliciosa gastronomía japonesa usando, siempre que sea posible, un producto fresco local. En el menú hay sushi y sashimi al estilo japonés original (los amantes de la crema de queso buscarán en el menú, pero sin resultado) que usa arroz japonés orgánico importado. Otros clásicos del Oriente incluyen tempura, Tamaki y estándares tailandeses como la sopa Tom Yam. También ofrecen ceviche con citronela del propio jardín del restaurante y algún que otro delicioso plato de tartar de atún, salmón y ternera. Los vegetarianos y los veganos también encontrarán platos a su gusto.
Con un cocinero de familia de pescadores y restauradores japoneses que se remonta varias generaciones, puedes estar seguro de que en este restaurante encontrarás el mejor pescado de la isla. Hay muchos pescados clásicos mediterráneos en el menú, incluyendo la lubina y el plato que probamos, rodaballo en una deliciosa salsa de sésamo, miel y mostaza. Otras exquisiteces incluyen una variedad de tapas como el rollo de dragón, el compañero ideal mientras tomas uno de los cócteles que han hecho famoso al restaurante. Existen cócteles desde los clásicos hasta las propias invenciones del barman, muchas de ellas basadas en los numerosos tipos de sake disponibles. De hecho los cócteles están diseñados para acompañar a la comida y pueden adaptarse al plato de cada uno. Es algo así como un “alquimista de bar”, dado que el que realiza la mezcla se arriesga incluso a producir su propio jugo de hierbas y frutas, dando así un toque añadido de sabor a las bebidas.
Los dueños de Nagai y su equipo son un grupo de profesionales muy unido capaces de atender a su clientela más cosmopolita en multitud de idiomas. El sentimiento familiar que sientes cuando estás allí cenando es uno de los mayores atractivos. El toque italiano de la cocina cobra mayor protagonismo a la hora del postre: milhojas con manzana, miel y canela, muchísimo chocolate y, quién lo diría, ¡un tiramisú de higo! Como dice el dueño: “Buscamos el equilibrio entre la calidad y el estilo del Japón tradicional, la apreciación de las cosas buenas por las que es famosa Italia y el estilo de vida libre de tabúes y condicionado por el que se rige Ibiza”. Es el lugar idóneo para cenar, o simplemente para disfrutar de un cóctel, o dos, antes de comenzar la noche. Una música sutil y perfectamente elegida, obras de arte que reflejan las influencias asiáticas y occidentales, y algunos accesorios poco comunes en la pequeña boutique de moda son parte del encanto de este restaurante.
