Vuelos largos, comida de aeropuerto, afters salvajes y patrones de sueño irregulares son parte de la vida del circuito dance internacional. Pero sin un régimen de bienestar, las presiones y el estrés propias del DJ pueden pasar factura al cuerpo humano. Muchos de los DJ’s más importantes del mundo terminan abrazando el wellness como estilo de vida. Sin embargo, la estrella de la música house Hannah Wants, siempre ha sido una apasionada del deporte.

«Juego a fútbol desde los seis años», asegura Hannah. «Jugué en el equipo femenino del Aston Villa, en el Leicester City, y formé parte de la selección inglesa en las categorías Sub-17, Sub-19 y Sub-23. Era delantera. Con Inglaterra era la más rápida del equipo y me gustaba jugar en la banda para utilizar mi velocidad», recuerda.

«Alcancé muy buen nivel, pero tuve que dejar el fútbol para centrarme en mi carrera como DJ. Me veía trabajando en sesiones hasta las seis de la mañana y luego tenía que viajar en autobús para disputar partidos por todo el país. Al final tomé la decisión de dejar de jugar y cumplir mi sueño de dedicarme a la música».

El sueño musical de Hannah comenzó a hacerse realidad en 2010, cuando se mudó a Ibiza para pasar el verano trabajando en San Antonio. «Estaba en mi último año de universidad. Tenía algunos bolos en pequeños locales de Inglaterra, pero no parecía que fuera a dar el salto. Así que decidí probar suerte en Ibiza».

Aquel verano fue determinante en su carrera. Hannah ganó varias competiciones en el bar Viva Workers y pinchó por primera vez en un súper club: Es Paradis. «La fiesta se llamaba GLAS. El cabeza de cartel canceló su actuación y me llamaron del club. Recuerdo que estaba en la cama, pero rápidamente cogí mis cosas y me fui para allá», rememora.

Después de impresionar en Es Paradis, la carrera de Hannah entró en una fase de crecimiento exponencial, subiendo como un cohete hacia la cima de la escena. Cinco años después, actuar en templos como Amnesia e Ibiza Rocks se ha convertido en algo usual para ella. Pero Hannah no ha olvidado la lección que aprendió en su primer verano en la isla. «En 2010 gané unos cuantos kilos», asegura entre risas. «Cuando llegué a casa mi madre exclamó: ‘¡¿Qué te ha pasado?!’. La verdad es que no presté demasiada atención a mi salud ese año. Cuando volví a la isla en 2011, lo primero que hice fue apuntarme al gimnasio. Ahora trato de comer con sensatez, algo difícil cuando pasas tanto tiempo en aeropuertos. Y escojo bien mis fiestas. No voy a mentir, me gusta divertirme, pero no soy una DJ loca. Si tengo un día de descanso después de un show, sé que puedo disfrutar de la fiesta. Mientras seas organizada y encuentres el balance adecuado, es posible sobrevivir al estilo de vida del DJ».

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