«Todo cambia, pero Carl Cox sigue siendo el mismo». Lo leí una vez en el baño de un club underground de Berlín, y nunca vi una idea tan relevante, convincente, acertada y atemporal en una puerta. Al pionero del techno, que acaba de cumplir 60 años, lo conocí a mediados de julio de 2022 en el Nobu Hotel Ibiza, donde actuó en la azotea ante un centenar de invitados para la marca de lujo Zenith Watches. Poco antes, mi teléfono se había estrellado contra el suelo de mármol pulido y parecía que lo había arrollado un tren de mercancías. Afortunadamente, pudo grabar la interesante conversación que viene a continuación sobre tópicos del clubbing, la sociedad, el nuevo disco de Cox, la responsabilidad con uno mismo y con los demás, los valores, los Sex Pistols y lo que Carl tiene en común con ellos.
Desde el principio confiesa que el título de «Rey del Techno», otorgado recientemente por la biblia de la escena DJ Mag, le incomoda. «Así es, Sascha. Ser el rey implica distanciamiento, conlleva una gran responsabilidad que nunca puedo, ni podré cumplir. Durante los últimos treinta años, que sean cuarenta, la única responsabilidad que me he sentido obligado a cumplir ha sido siempre conseguir que mi gente se lo pase mejor que nunca en la pista de baile con la música que selecciono y en la que creo. Además, los reyes someten a sus súbditos, y eso no va conmigo. Mi gente, para quienes actúo, quiere disfrutar de la música y compartir su amor por ella, y eso es exactamente lo que yo quiero; salir sin un plan establecido para compartir con mi gente la música que he descubierto y me entusiasma. Si no hiciera eso y la escuchara sólo para mí, sería un tipo muy egoísta, ¿no?»
Los dos nos reímos a carcajadas porque él es todo lo contrario a eso. Si hubiera que coronarlo, «Rey de la Realidad» sería más apropiado. Carl es auténtico, un tipo empático al que muchos adulan como a una superestrella como si se tratase de sus Best Friends Forever, colmándolo de superlativos, pero porque quizás no encuentren las palabras exactas . Fue el primer DJ que pinchó cuatro platos al mismo tiempo, y no porque quisiera presumir, sino porque le resultaba fascinante tomar una nueva canción que imaginaba de cuatro discos diferentes, y hacerla realidad. «No quiero reconocimiento por ello, sólo quiero que todos lo pasemos bien». Carl no habrá publicado música comercial, pero nunca ha evitado pinchar clásicos como «Blue Monday» de New Order, al final de sesiones legendarias, o para el closing de Space, Ibiza, en octubre de 2016.
«Es una pena que tuviera que cerrar. Fue mi sala aquí en Ibiza durante años, y lo más parecido ahora es DC 10, donde tengo mi residencia. Al final, no importa el lugar, sino hacer lo correcto y no dejarse doblegar, ni ser inflexible. Es como el Marmite, que crees que es genial o que es una mierda. Yo soy como el Marmite, el 50% piensa que mi música es genial, los demás piensan que es una mierda, y me da igual”, ríe a carcajadas.
Eso es el punk, no un estilo, sino una actitud. «¡Pues claro, Sascha! Se trata de la clase, de la madurez de la música. Los Sex Pistols sacaron solo un disco, ¡pero qué disco!». (Los dos nos reímos a carcajadas). «Y con él, definieron la actitud ante la vida de toda una generación, lo que significó el punk como género y actitud. Los Pistols me influyeron, tengo siempre ese toque de crudeza sin adulterar, ya sea breakbeat, drum and bass o lo que sea, siempre me pareció interesante el lado hardcore. Pensar que la música sólo es buena si la ponen en la radio es una estupidez. Yo hago lo contrario. Pongo música que no se escucha en la radio. Y luego, si la escuchas en la radio, ya no la pongo». (Risas)
A mi pregunta de si para algunas actuaciones el estilismo y la coreografía son más importantes que la música, Carl responde rotundo: «Estoy demasiado ocupado pensando en mi siguiente tema, no tengo tiempo para eso, para pensar qué debe hacer o parecer un DJ, ¡vamos! No sigo ninguna tendencia, ni musical ni de moda. Vengo de una época en la que ser DJ de techno se consideraba un trabajo sucio, y ahora todo el mundo quiere serlo».
Y es que Carl Cox empezó como DJ de funk/soul, una influencia que se percibe en su nuevo disco «Electronic Generations», que BMG publicará en todo el mundo el 16 de septiembre de 2022. Sus ritmos duros, metálicos, potentes y con múltiples capas siguen basándose en el Old Skool Electro y el P-Funk, pero también mucho en Herbie Hancock. «¡Es el funk que hay en mí, gracias!», dice Carl. «Ya sabes, nací en los 60 y crecí en los 70. Siempre quise escuchar la esencia de la energía de la música, eso que la hace vibrar. El soul siempre tuvo ese lado «puntero». Como James Brown, con su funk. ¡Él era un punk! Porque su banda tocaba cada nota del modo tan revolucionario como él quería». En el uno y no en el dos (era obligatorio que la banda entrara siempre directamente en el primer tiempo, no en el segundo, lo que daba a Brown ese sonido único, su punch especial y su groove incomparable), comento. «¡Eso es, en el primero! Todos tenían que estar preparados para ese compás exacto, y ni un milisegundo más tarde, toda la banda, todos. Para no estropear ese ritmo funk único y nítido. Si entrabas tarde, estabas fuera de la banda».
Carl aplica la misma consistencia a sus transiciones. Según dice, «Ese afán de perfección es esencial para mí: lo que es «On the One» con Brown, son las transiciones conmigo, ningún tambor o bajo puede quedar fuera. Nada puede desajustarse un milímetro o se estropeará toda la experiencia». El groove impecable y la clase de los discos se lo debo a mi público. Me tomo esa responsabilidad muy en serio».
Lina, del equipo de RRPP de Cox, me mira fijamente porque llevamos hablando más tiempo del acordado y deben ir a la siguiente cita. Terminamos el día contentos de haber hablado de música con tanta profundidad y nos despedimos con cariño Luego Lina mira mi teléfono un poco escéptica y dice: «Eso parece un poco roto», a lo que yo respondo «¡Pero todavía funciona!», y Carl se ríe a carcajadas diciendo «¡Eso es punk, amigo!»
Felices 60 años, Dr. Punkenstein, y muchas gracias por hablar con nosotros.
